Los ácaros y polvo domésticos
Los ácaros del polvo se encuentran en todos los hogares. Son organismos microscópicos que se multiplican con facilidad en nuestras casas.
Las personas alérgicas a los ácaros deben evitar tanto como sea posible la exposición a estos alérgenos. La tarea no es fácil. Por ello, cuantas más medidas de higiene ambiental se adopten de forma conjunta, mejores resultados obtendremos.
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El polvo es una agrupación de partículas, cuya composición puede variar de un ambiente a otro. Muchas de estas partículas son capaces de desencadenar reacciones alérgicas en determinadas personas.
El polvillo que comúnmente se forma en el hogar suele estar compuesto por: residuos de fibras (algodón, lana o yute provenientes de ropa, colchas, alfombras, etc.); residuos de materiales vegetales y animales presentes en la casa (plumas, pelos y caspa de animales, saliva etc.); restos de la descamación de nuestra piel; hongos; esporas; pólenes; restos de cucarachas y de ácaros. En particular, los ácaros producen un tipo concreto de proteínas desencadenantes de asma y otras reacciones alérgicas.
LIMPIEZA Y CAMBIOS EN EL AMBIENTE DOMÉSTICO
La limpieza del polvo doméstico es esencial para todas las personas con alergia a los ácaros y al polvo. Este se debe eliminar de las superficies utilizando un paño húmedo y una buena aspiradora HEPA.
Las sábanas y demás ropa de cama se deben lavar semanalmente en agua caliente (a 60ºC de temperatura o más). Las fundas antiácaros se tienen que lavar, como mínimo, cada 4/6 meses a 60º C.
En los hogares donde viva una persona alérgica, también habría que realizar algunos cambios paulatinos y progresivos para conseguir un ambiente más fácil de limpiar, menos alergénico y, en definitiva, más saludable para toda la familia.
Se trata de cambios relevantes, pero a poner en marcha poco a poco. No obstante, una vez llevados a cabo, las tareas de limpieza serán mucho rápidas y efectivas, beneficiando así a todos los miembros de la familia.
Aconsejamos las sigientes medidas de higiene ambiental:
- Eliminar las alfombras siempre que sea posible, ya que los ácaros del polvo doméstico, las esporas de hongos, la caspa de animales y otros alérgenos del polvo se acumulan de forma abundante en ellas. Suelos de madera, cerámica o linóleo son más indicados para las personas alérgicas.
- Eliminar también las cortinas, si es posible. En caso contrario, lavarlas muy frecuentemente a temperaturas elevadas.
- Se recomiendan superficies lisas, ordenadas y fáciles de limpiar. Todos los pequeños objetos, adornos, libros, peluches, etc. se deberán retirar y colocar en cajones y armarios cerrados.
- Los muebles tapizados no son los más aconsejados. Si no se pueden sustituir, se deberán aspirar frecuentemente.
- Es muy importante reducir la humedad dentro de la casa a un porcentaje menor del 50%. El uso de aire acondicionado y de aparatos deshumidificadores es un método efectivo para controlar la humedad y reducir el crecimiento de los ácaros del polvo y hongos.
En todas estas tareas, se empezará por el dormitorio de la persona alérgica y se seguirá por las habitaciones donde se transcurra más tiempo.
Nuestros productos son una ayuda importante que facilita la tarea de matar y eliminar los ácaros.